Pese a que existía una ordenanza municipal que prohibía las bandas, mariachis o musicones dentro de los cementerios, esto no se hizo respetar, principalmente en los campos santos privados.
«Es mi madre y a ella le gustaba esa musica por eso se la traigo, no creo que le haga daño a nadie escuchar tres o cuatro temas. Tampoco es un fieston hasta de madrugada» aseguro Arturo Mendisabal, quien llevo mariachis a la tumba de su madre en el cementerio Las Misiones, ubicado sobre la carretera a Cotoca.

Si bien, Mendisabal aseguro que «a nadie le molestaba», en realidad si hubieron varias personas que expresaron su molestia por esta situación.
«Creo que un cementerio no es lugar para este tipo de espectáculos, aquí se viene a rezarles, a acompañarlos un rato y a recordar los buenos momentos que pasamos con ellos, pero en un ambiente de paz, no es para hacer este tipo de jolgorio y bulla que molesta a todos», afirmo Carmela Bazan, otra visitante del mismo cementerio.
Por otro lado, otra de las quejas que se presento la jornada del 2 de noviembre fue el elevado precio de las flores en todos los campos santos.
En un recorrido que realizo InfoBo se pudo constatar que no se respetaron los precios de las flores que dio la alcaldía cruceña.

«Los precios por unidad son los que nos dio la alcaldía, pero casi nadie de este sector esta vendiendo por unidad, vendemos por arreglo, asi lleva la gente y eso tiene un costo aparte» menciono una de las comerciantes del sector de las flores que esta afuera del cementerio Sagrado Corazón, mas conocido como La Cuchilla.
En este sentido, los visitantes se quejaron porque los precios estaban demasiado elevados, aun cuando los arreglos eran bastante pequeños y simples.
«Como es posible que un arreglo que usualmente cuesta 10 a 15 bolivianos, ahora este en 40 y en las mismas tienditas, porque nosotros venimos cada domingo y siempre compramos los mismos ramos, el mismo tamaño y ahora resulta que cuestan 30 bolivianos menos y los gendarmes no hacen nada porque la lista solo habla de precio por unidad, es una barbaridad, es un robo realmente» cuestiono Sarah Melgar, visitante del cementerio El Pajonal.
