La historia de José María Romero empezó desde abajo, como ayudante. Hoy es una de las figuras emergentes de la fotografía boliviana.
Cambió un balón por una cámara. Hoy el hombre que soñaba con ser captado mientras celebraba los goles cerca del arco, hoy capta los retratos de personalidades o personas que confían en su ojo. O congela los paisajes naturales en nuestro país. Hace seis años la casualidad hizo que se tope con una cámara fotográfica y los clics que hizo a la máquina despertaron el talento que lleva en la sangre. Hoy, a sus 26 años “dispara” flashes y es considerado uno de los mejores retratistas de su generación.
Su tío es el también reconocido fotógrafo José María Críales. Y la carrera de fotógrafo de Josema –como le dicen quienes lo conocen de cerca- empezó como asistente. Jalaba los cables, cargaba la iluminación, mientras aprendía conceptos sobre luz, planos, zoom y muchos otros más. Así fue abriéndose caminos para brillar con flash propio.
“Como en muchos trabajos uno empieza desde abajo, como asistente o utilero, llegué a fotografiar bodas, prestes, y también trabajé con marcas, pero hoy mi especialidad es ser retratista”, cuenta Josema.
Recuerda que entre sus primeras imágenes se encuentran los paisajes de sus barrios y de los lugares a donde visitaba, trabajó en coberturas de eventos sociales entre estas bodas, prestes y bautizos que son muchísimos en La Paz.
UN RETRATISTA
José María es un ser humano de personalidad tranquila, no obstante sus fotografías son de impacto y transmiten emociones. Cuentan historias en un contexto. No son imágenes sin emoción. “El ser retratista es una de las técnicas más complejas porque debes luchar con ese cliché de que ‘no soy fotogénico’, pero aquí no es la persona, es cómo haga ver el fotógrafo a esa persona”, revela.
Para Romero, ser fotógrafo es componer. Es ir más allá de lo que ve el ojo común. Está seguro de que se puede lograr una megafoto, incluso con un teléfono celular, si hay creatividad, iluminación y talento.
“Mucha gente cree que un fotógrafo se hace por un equipo, pero no es así, esto es solo el elemento, también se pueden hacer fotos con un celular o una cámara no profesional. Solo hay que hacerlo”, recomienda con frecuencia a sus alumnos de la Unifranz, donde dicta clases de fotografía.
Destaca que en Bolivia hay mucho talento y la fotografía se ha vuelto muy competitiva y añada que la clave de una imagen está en la composición para lograr y captar la denominada “megafoto”
LOS LOGROS
Uno de los grandes trabajos que hizo fue una colaboración con Discovery Channel, en un proyecto en el cual fue responsable de iluminación. Él fue parte del equipo que fue a grabar a Yolosa, en el municipio yungueño de Coroico.
O la vez que fue contratado por la empresa Ferroviaria Andina, con la que recorrió en los ferrocarriles desde La Paz, pasando por Oruro y hasta llegar a Potosí. En esas visitas, captó a personas que son parte de este servicio y más allá. “Son experiencias únicas, los amaneceres, las manos de aquello que descargan, los vagones y las historias detrás de las vías del tren fueron captadas por el lente”.
Entre las metas de José María está hacer fotografía documental e incluso piensa en un libro de imágenes. “Es parte de un sueño que espero cumplir, pero que al mismo tiempo requiere de mucha investigación”, revela.
Por el momento está concentrado en capturar momentos, retratar la personalidad de personalidades entre alcaldes, concejales, modelos, reinas de belleza y fotografiar productos. Así José María es una las nuevas figuras emergentes de la fotografía boliviana.
